Seguridad Pública

Desde hace algunas décadas la seguridad se ha convertido en uno de los temas centrales en el mundo. En nuestro país, debido a los altos índices de inseguridad y la sensación de impunidad generada por la respuesta que desde las instituciones se le da a esta cuestión, ha conllevado a que las propuestas para revertir la situación estén centradas en el llamado populismo penal.

Hace años sostuve en un artículo llamado "Seguridad Ciudadana", publicado por la Revista Urbe et Ius, que “... siempre existió el delito, pero hoy, de conformidad a lo expuesto, la sensación de miedo, la masividad del fenómeno y la idea de que no existe solución es algo novedoso. La presencia del dolor y el sentimiento de impunidad e inseguridad, son fácilmente reconocibles por el común de la gente”.

Debemos tomar conciencia, como se afirma en el informe de diciembre del 2008 de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre "Seguridad Pública en las Américas: Retos y oportunidades", que “... la inseguridad ciudadana no solo es una amenaza de la convivencia civilizada y pacífica, sino también un desafío para la consolidación de la democracia y el Estado de Derecho”.

Nuestro país debe salir del populismo penal y tomar el camino de realizar reformas centradas en combatir la exclusión, procurar la prevención e impedir la impunidad.

Esta situación le presenta un desafío importante a los gobierno locales, quienes por su relación directa con la población y sus problemáticas, son los más idóneos para implementar políticas focalizadas en materia de prevención y control de la violencia y la criminalidad, acompañados de la participación efectiva de la gente en la consecución de objetivos comunes. Pero bajo la necesidad de construir una ciudad con ciudadanos que genere las políticas de seguridad y que administre los conflictos de un modo que no acentúe la exclusión social.