El constituyente de la ciudad de
Buenos Aires al diseñar el esquema institucional del poder judicial local
estableció que estaría integrado por el Tribunal Superior de Justicia, el Consejo
de la Magistratura, los tribunales que la ley establezca y el Ministerio Público.
Como se ha analizado en varias
oportunidades en ámbitos académicos, en los últimos años el modelo europeo de
organismos de Administración del poder judicial ha ido instalándose en los
ordenamientos latinoamericanos.
En tal sentido el diseño
constitucional adoptado por la ciudad ha intentado dejar en claro esta división
de funciones respecto de la llamada actividad jurisdiccional de los tribunales
en sus diferentes instancias y las funciones de administración en un órgano
diferente. Estas funciones de administración, en el ámbito de la ciudad,
incluyen los procedimientos de selección de jueces y miembros del ministerio
público, el nombramiento, remoción y ejercicio de facultades disciplinarias de
funcionarios y empleados, la recepción de denuncias y el inicio del proceso de
remoción de magistrados, el dictado de los reglamentos internos del poder
judicial y la proyección y administración de los recursos presupuestarios
asignados al poder judicial, dejando reserva de las competencias atribuidas al
Tribunal Superior de Justicia contenidas en el art. 114 CCBA.
A diferencia de otros sistemas
adoptados, en la CABA, el Consejo de la Magistratura se constituyó con igualdad
de miembros de los estamentos involucrados en la Administración de Justicia.
Así las cosas, se encuentra integrado por 3 miembros representantes del Poder
Legislativo, 3 miembros representantes de los abogados inscriptos en la
matrícula y 3 miembros del estamento judicial.
La representatividad del órgano
colegiado que tiene a su cargo el gobierno judicial debe garantizar el
compromiso de todos los actores con una mejor administración de la Justicia en
la Ciudad de Buenos Aires, que aplique nuevas e innovadoras medidas que mejoren
la calidad del servicio que se brinda.
Resulta necesario, a la hora de ejecutar
las funciones de gobierno judicial del consejo de la magistratura, que estas no
se queden en la mera letra estricta de la ley en cuanto a la administración
presupuestaria y la participación en el proceso de selección y remoción de
jueces y miembros del ministerio público. Es parte del desafío que se propone
la planificación de políticas públicas judiciales y la dirección de las
acciones tendientes a la transparencia y el cumplimiento de metas y objetivos
de forma eficiente, con el objeto de rendir cuentas a la sociedad y facilitar
el acceso a la justicia.
La asignación de recursos
presupuestarios a la función judicial, entendida esta como la estrictamente
jurisdiccional, debe realizarse con el objetivo primordial que esta se traduzca
en un mejor acceso a la justicia por parte de los habitantes de la Ciudad de Buenos
Aires. Para ello debe existir un organismo administrativo que de cara a la
sociedad, dirija la aplicación de estos recursos y rinda cuentas del
cumplimiento de estos objetivos.
Estos son algunos de los desafíos
que se nos presentan en la construcción cotidiana de la agenda del poder
judicial y que requieren planificación y transparencia al fijar las metas para
la concreción del objetivo final que es, en definitiva optimizar el servicio de
justicia garantizando un acceso igualitario, independiente y de excelencia para
todos los habitantes de la ciudad.
Un objetivo fundamental para terminar con la llamada "familia Judicial" y que esta practica no se lleve de la Nación a la Ciudad, es darle más igualdad y participación en los concursos a los abogados. Así como la apertura de la escuela judicial, la que hoy se encuentra vedada para los matriculados. saludos
ResponderEliminarUn buen ejemplo de que eso no se ha logrado lo constituye la designación del secretario Eduardo Riggi como Fiscal de Cámara, quien en la entrevista se ocupó especialmente de dejar en claro que él prácticamente "nació en el poder judicial".
ResponderEliminarSaludos,
ABovino
Con variadas opiniones desde los extremos del pensamiento, hacen de lo actuado hasta aquí un camino oportuno para construir un poder judicial independiente y justo.
ResponderEliminarSaludos.
Jorge Villar